Se lo que es el bien y el mal, pero no idolatro a vírgenes y dioses que no puedo ver, esas estatuas frías e inmóviles no suelo hablarles, ni llorarles. No existe alguna forma que me provoquen paz, ni alivio a mi alma cuando lo necesite.
Yo no lucro con mi fe, la guardo y conservo en las entrañas de mi ser, no predico palabras, sino acciones. No me hables, ni repitas lo que está en un libro antiguo, le encuentro tan ambiguo, las enseñanzas, que dices me dará, las puedo aprender del mundo actual, y de las cosas que realmente pasan, separando lo que quiero en mi vida, pensando meramente con la razón y la conciencia y responsabilidad de mis actos.
Sin embargo tú, me demuestras tu incoherencia que existe entre tus actos y tus palabras, la cual no tolero.
Repudio el fanatismo religioso, mientras se crean iglesias bañadas en oro, niños muriendo hambrientos y despreciados, es ahí donde me pregunto, ¿Tu Dios existe? , y exijo una respuesta de tus congregaciones pero no me la dan, se mata la gente en las llamadas “Guerras Santas”, esto me hace pensar que la gente fanática religiosa esta demente y mas desubicada que a los que llaman enemigos de Dios.
Me dices que todos somos hermanos, entonces ¿porque te veo rechazando, ignorando y marginando a tu prójimo?
Tal vez no crea en el Dios que tú me pintas, pero sé que puedo realizar las mismas enseñanzas buenas que ese tu Dios nos dice, pero de una manera diferente, sensata y llevarlas a la vida real, no solo predicarlas.
Espero no ofender a nadie, muchas veces personas religiosas me ha ofendido por tener, este repudio hacia la religión, pero jamás lo he hecho con falta de respeto, creo que una parte de la vida que no sabemos algunas veces que existe es la tolerancia. Y es otra cosa que me dejan ver, que solo lo que ellos piensas es lo correcto, pero si lo vemos, algunas cosas que nos dicen, están brutalmente equivocados, reconozcan que somos humanos y que nos equivocamos.
Mis valores, no los aprendí de una religión, la paz que necesito, la encuentro en el centro de mi alma en mi propio interior, no se la pido a Dios, como todo ser humano he tenido momentos de oscuridad, pero siempre encuentro la luz, en mi misma, en las cosas buenas que hay en mi vida.
Creo en mí, por mis criterios mi voz me dice, enemiga de la religión, creyente de mis convicciones.